domingo, 14 de octubre de 2012

LA ENVIDIA



LA ENVIDIA


El diccionario de la Real Academia  la define como “la tristeza por el bien ajeno” o como “el deseo de algo que no se posee”, y aunque suene grotesco es una realidad, porque le envidia es uno de los defectos más frecuentes en el ser humano, sin embargo, todo hombre se resiste a reconocerlo en sí mismo.

Hay tres conceptos o términos de parecido significado que es necesario aclarar:

1.       La emulación. Característica que se refiere a ver el bien de otro, lo admira, lo desea para si mismo y trabaja por conseguirlo, pero no pretende quitárselo ni se entristece porque el otro disfruta de aquel bien. Por ejemplo, un joven ve que su mejor amigo se preparó muy bien para encontrar un buen empleo y lo consigue, entonces él también deseará colocarse bien, para ello se prepara, movido por el ejemplo de su compañero. No le da coraje el triunfo de su amigo, más bien desea tener lo suyo por mérito propio.


2.       Los celos. El celoso quiere todo para él, cree que los bienes y hasta las personas a su alrededor le pertenecen y se enoja cuando cree perderlos.

 

3.       La envidia. Según Cervantes y Saavedra, es “carcoma de todas las virtudes y raíz de infinitos males”. El envidioso no mira el bien  que posee  o que cree que le pertenece, si no que mira el bien que posee el otro. Muchas veces lucha por obtener ese bien –que no es suyo- y si no puede, se entristece.
 
 

Agrega Cervantes que  todos los vicios tienen algo de deleite, pero el de la envidia sólo trae disgustos, rencores, rabia. Menciona que la envidia es “una tristeza que sentimos por los bienes y ventajas ajenos, porque los consideramos como desventajas nuestras”.

El problema principal que se tiene con este sentimiento en particular es que casi todos los seres humanos lo sentimos en alguna ocasión en nuestra vida, pero muy pocos tienden a reconocerla como defecto propio, y es muy difícil de comprender, porque muchas veces se tiene tan adentro que cuesta trabajo detectarla.

Por lo general se encuentran personas que presumen de ser orgullosas, glotonas, violentas, de mentirosas, pero nadie o muy pocos considerarían públicamente de ser envidiosos. Hay personas que son buenas y violentas, o buenas y vanidosas, pero la violencia o vanidad son vicios más fáciles de corregir, además no dañan tanto el alma como lo hace la envidia.

Existen algunos refranes acerca de la envidia.

-        “ Si los envidiosos volaran, no nos daría nunca el sol”

-        “ Si la envidia fuera tiña, estaríamos todos pelones”

-        “Si la envidia fuera verde, no tendríamos problemas ecológicos”.


¿QUIÉN PUEDE SER MÁS QUE YO?

Tal vez algunas personas sean más guapas, más ricas, más listas, pero de ninguna de esas características se compone el interior de cada uno, ninguna de ellas son necesarias para ser feliz o vivir en plenitud.

Menciona el Dr. Victor Frakl en su libro “En busca del Sentido de la Vida”: “Te podrán despojar de todo, de tu casa, de tu familia, tu ropa, pero de tu alma nunca, siempre será tuya y es en realidad lo de más valor en el ser humano”.

¿COMO ERRADICAR ESE VICIO?

Lo primero es reconocer que la felicidad consiste en el máximo desarrollo como personas y no en la conquista de los bienes del vecino.

Los padres de familia tienen mucho que hacer respecto a sus hijos, deben enseñarles a reconocer que en la vida siempre va a encontrarse uno con alguien más listo o más deportista, etc., pero cada persona tiene lo suyo y debe destacar en aquello para lo que tenga talento. Conviene que estos acostumbren a reconocer de forma continua las virtudes y defectos de cada uno de sus hijos y jamás compararlo con el hermano o el amigo, porque eso fomenta la envidia.

 

 



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